Érase una vez.. 8 de Marzo





Érase una vez…  8 de Marzo …


de marzo, según el comercio, similar al día del amor, hay que venderle flores a los “caballeros” para que le regalen a las “mujeres” en su día, celebrarlas en sus trabajos por ser mujeres, mientras los niños hacen dibujos alusivos en el colegio, aunque en más de una oportunidad se vean tentados a mechonear a sus compañeras.  Pareciera que hay que hacer frente a una crisis nacional, figurar como machista parece ahora una condición poco cómoda, aunque ser feminista tampoco lo es, ya que, según la “jerga  chilena” , corresponde a algo parecido al nacismo,  si eres demasiado sumisa te gusta que te maltraten y si eres demasiado aguerrida, te excedes, das vergüenza.


Pero la verdad, el 8 de marzo NO SE CELEBRA, se CONMEMORA.

El 8 de marzo es un regalo de la Naciones Unidas, para recordar nuestra lucha en el mundo, para hacer un alto en el quehacer diario, en nuestras prácticas comunes y pensar de dónde venimos y para dónde vamos.

                Por que el 8 de Marzo? ….Cuando 129 mujeres mueren a manos de la policía, en una manifestación para  luchar por derechos básicos humanos, salario, horario de trabajo justo, derechos obtenidos por los hombres, décadas antes.  Igualmente  debió ser  difícil escoger un día, también podría haber sido la muerte de “brujas” por la santa inquisición, las luchas femeninas en la revolución francesa, la lucha de mujeres indígenas en Latinoamérica o la lucha de las sufragistas y así …… la historia está más cubierta por sangre femenina, que  por victorias masculinas.

En fin , pese a lo que hoy nos admiramos con la historia, no somos tan distintas a las trabajadoras textiles  norteamericanas  del 1857: hoy seguimos percibiendo sueldos dispares en desmedro de los hombres,  seguimos trabajando  horas dobles en nuestras casas, hoy que con orgullo cumplimos 70 años del sufragio femenino en Chile, seguimos manteniendo disminuida nuestra participación en cargos políticos y de responsabilidad, seguimos siendo maltratadas, violadas, disminuidas y atemorizadas en nuestra intimidad. Y para que hablar de nuestro cuerpo, cuya potestad sigue siendo de la iglesia, los partidos políticos y  el más importante de todos, el “escrutinio público”.
 
Por eso hoy, 8 de marzo, no quiero ser felicitada, no quiero rosas, ni tarjetas virtuales, ni nada que se le parezca, quiero que se reconozca nuestra lucha como legítima, quiero que unánimemente se valide nuestro sufrimiento individual y colectivo, uno que llevamos y vivimos a diario, desde el nacimiento. Aunque sí tengo anhelos  para éste día, deseo con todas mis fuerzas encontrar el punto de inflexión  de éste sistema, uno que nos  clasifica tácitamente  en “HOMBRES Y mujeres”, categorías absolutas, intrínsecas y  diametralmente opuestas,  tan determinantes que pueden constituir un destino en sí mismas.

Pese  a todo, hoy soy  feliz, porque aunque con sangre en el recuerdo,  sin triunfo, sin respuestas, tenemos una lucha, un propósito y una emoción que nos impulsa, que nos da la fuerza para continuar y hoy Tú , nos hiciste un regalo, detuviste minutos de tu día y pensaste en nosotras, MUJERES.
Gracias 8 de marzo, por recordarnos quienes somos, por unir al mundo en nuestro favor y por regalarnos un día de conciencia, gracias congéneres por el camino recorrido y la esperanza recogida, que nos permitirá algún día, contar un cuento con final feliz .


María Pilar Ferrada Peña 





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