Género
Percepciones y Valoraciones
Desde el inicio de este blog
hemos hablado de género, palabra que en la actualidad ya es casi coloquial. La utilizamos
a diario para complementar ideas relativas a la desigualdad entre hombres y
mujeres siendo entendida como sinónimo de sexo en frases como: “roles de género”,
“desigualdad de género”, “violencia de género”, “género femenino”, “género
masculino”, “perspectiva de género”, pero ¿qué significa realmente?
El artículo de hoy, responde a
un esfuerzo por graficar lo que esta palabra nos aporta, como nos conforma y
nos define, pero también como nos destruye, significándola desde lo individual
hasta lo social.
La más clara de las definiciones
es brindada por la OMS (Organización Mundial de la Salud). Género: “roles socialmente construidos,
comportamientos, actividades y atributos que una sociedad considera como
apropiados para hombres y mujeres»
De
tal manera, lejos de la distinción biológica entre los sexos masculinos y
femeninos, género atiende a una construcción social, es decir el SIGNIFICADO que le damos las personas
que vivimos en un entorno o sociedad determinados, a la forma
“apropiada” de ser hombre o mujer.
Por
ejemplo, si hacemos un ejercicio sencillo, les enumero una serie de objetos, y
ustedes con tan solo leerlos, los agrupan y definen el concepto, entonces
cuando les digo: sombrero, pantalón de tela, maletín, auto, camisa a cuadros,
whisky, oficina. ¿Cuál sería el concepto a definir?, ojalá me equivocara, pero
creo que la mayoría respondería HOMBRE o VARON aludiendo a un masculino, ya que
responde conceptualmente a él, entendiéndolo
como un ser fuerte, intelectual, físicamente y económicamente a diferencia (por
no decir en desmedro) de la mujer, conceptuada como un ser extremadamente
emocional, débil, destinada a reproducción y la crianza, un ser cuyo hábitat es
dentro de su casa evitando la socialización extrema, que debe ser cuidado y
querido, pero que a su vez, éste debe retribuir con obediencia y agradecimiento
constante. Quizás estén pensando que exagero y probablemente mi descripción se
exacerba para una mejor comprensión, pero aunque las mujeres hoy en día conduzcan
autos, usen pantalones y tengan participación política, no significa que nos
hayamos desmarcado de nuestros roles de género y que tanto hombres y mujeres
seamos prisioneros de ellos.
El
género en sí, es algo más parecido a una sensación. En mi caso, mientras yo me
sienta mujer lo seré y eso no lo va a determinar mi forma de vestir, de hablar
o en lo que trabaje. Un ejemplo cotidiano de esto, es aquel niño que cuando tenía siete años,
pese a ser un poco agresivo y una estrella del rugby, escogió como electivo
escolar bordado, elección que fue objeto de análisis por las apoderadas y por
su propia madre, quien a la segunda clase lo cambia al electivo de atletismo, o
aquella niña de cuatro años, que visitando mi casa, se pone a jugar con un auto de colección y la madre sin
pensarlo dos veces, se lo quita,
argumentando “las niñas no juegan con autos”.
Lo
único que hemos logrado es encerrarnos en una cárcel, impidiéndonos desarrollar
nuestra condición humana en pleno. Los hombres se han visto limitados a
desarrollar su emocionalidad, espiritualidad, afectividad, a vivir su
paternidad y sensibilidad, mientras que la mujer se ha limitado en sus
necesidad de autorrealización, reconocimiento, libertad y desarrollo y esto
solo en un plano operativo, ya que en el plano sexual nos hemos limitado a una
doble moralidad que solo nos entrega culpas, infelicidad y una pésima sexualidad
e intimidad.
Los
invito a reflexionar sobre nuestros roles de género, en cómo hemos llevado
nuestra humanidad por este mundo, en si somos leales con nuestra forma de
sentir, en si hemos entregado herramientas a nuestros hijos para reconocerse, para vivir libremente y en armonía con los demás o por el contrario, empleamos nuestros
grandes ojos y direccionamos nuestro gran dedo índice en contra de quienes lo intentan.
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