Violencia Silenciosa 

¿Cómo reconocer si soy víctima?


                Actualmente es frecuente escuchar respecto del repudio en contra de la violencia de género. Es una lucha fuerte que emprendimos las mujeres y hombres que somos conscientes de este flagelo y que esperamos erradicar, sin embargo, la violencia es un fenómeno trasversal y dinámico que afecta a las mujeres de distintas edades, en opuestas etapas de sus vidas y de diversas maneras. A pesar de esto es un hecho que sigue siendo perceptible sólo cuando nos deja marcas en la piel, cuando constatamos lesiones o cuando revisamos las estadísticas de los feminicidios del año en cada país.

      La violencia es sutil, y siempre está cubierta por una piel de oveja mal llamada amor, afecto o protección, es entonces cuando la violencia comienza a surgir solapadamente desde la etapa del enamoramiento, cuando estamos adormecidas y cegadas por el sentimiento de agrado y seducción que nos provoca esa otra persona, sintiéndonos amadas y entregando parte de nosotras a quien consideramos de nuestra entera confianza. Comenzamos a ceder primero en cosas que parecen sin importancia y luego cada vez más  en situaciones  relativas a nuestra libertad; como vestir, la hora que llegamos, a quien visitamos, con quien hablamos y continua hasta que …. cuando nos damos cuenta, estamos sumergidas en una relación de sometimiento, y peor aún, aceptada por nosotras y así comienza la violencia sigilosa, discreta, esa que es validada socialmente, naturalizada por nuestra familias, esa que muchas veces nunca llega a un golpe y nos hace preguntarnos: ¿Seré  víctima de violencia?, ¿Esto que pasa es normal?, ¿Seré yo la culpable de esto?.


Según el último informe de Las Naciones Unidas titulado The Wold’s Women 2015

Menos del 40% de las víctimas rompen el silencio y comparten su experiencia.
 Más de un tercio de las mujeres han sufrido violencia física o sexual.


      Para resolver en parte estas dudas debemos previamente conocer la tipificación más común de la violencia, centrada en los cuatro tipos: emocional, sexual, física y económica.

     Hoy nos referiremos a la violencia emocional, por ser  el tipo de violencia más sagaz, menos palpable y es la primera que se manifiesta en las relaciones, dando paso a las otras, cuya arma fundamental es coartar la libertad de expresión y decisión de las mujeres, debilitando su autoestima y generando el aislamiento por vergüenza o desconocimiento. Así sus principales elementos son:
  • ·         Desaprobación continua, críticas constantes respecto de todo lo que se hace, como se viste, con quien se junta, como habla, exacerbando los defectos físicos y fallas de la pareja.

  • ·  Control y vigilancia constante al alejarla de sus amistades y de la familia argumentando celos, que es por su seguridad y se valida para evitar malos ratos. Utilizar los miedos para generar presión, como por ejemplo, discutir en el auto y aumentar la velocidad, o hacerlo delante de los niños, porque se sabe que la mujer cederá para evitarles dolor a sus hijos.
  • ·         Otra forma alude al hecho de descalificar la credibilidad de la mujer frente a sus contactos sociales, a su familia e hijos, humillándola constantemente.
  • ·         Avergonzar a la mujer en público, de forma verbal o física, esta situación muchas veces hace que la mujer no quiera compartir en situaciones sociales, favoreciendo su aislamiento.
  • ·         Demonizar la femineidad y la sexualidad de la mujer con frases como: pareces prostituta, esas cosas no las hacen las mujeres decentes, si andas a esta hora en la calle que dirá la gente de ti…
  • ·         Los cambios de humor sin lógica y los silencios son el ansia de irracional de dominio y control doméstico.
      Muchas de las situaciones mencionadas suelen aparecer sin que siquiera nos percatemos, sin golpes, sin gritos, haciendo que nos confundamos y nos impida reconocer que estamos siendo víctimas y peor aún, prisioneras de nuestra relaciones afectivas.

      Debemos estar atentas a nosotras mismas, ser conscientes de nuestro ser, lo que queremos y sobre todo como sentimos y ante la mínima duda o sentimiento de malestar acudir por ayuda, informarse y actuar.
      La violencia contra las mujeres no es fortuita. El factor de riesgo es ser mujer.


María Pilar Ferrada.

Comentarios

  1. Parto por felicitar este espacio y el texto en particular. Me parece pertinente agregar otra categoria, que seria la "violencia simbolica", como por ejemplo, las barreras o impedimentos diferenciados por genero para acceder a espacios de poder. En el ambito politico, esto se esta abordando desde la "ley de cuotas", pero esta legislacion debe ser acompañada de un necesario cambio cultural que posibilite enfrentar este aspecto que tambien tiene que ver con desigualdad. (Solicito excusas por la falta de acentuacion, pero desde el celular no lo puedo hacer).

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias Gonzalo por tus aportaciones, sin duda la brecha de poder, la participación de la mujer en el ámbito público, político y laboral es un tema fundamental a abordar, es el tipo de violencia más publica . Todos estos temas los iremos desarrollando durante el trascurso del blog, la idea justamente es visibilizarlos a través de la plumas de diversos profesionales y actores locales, quienes con sus conocimientos y experiencias, nos puedan situar desde las distintas ópticas de esta realizad que nos aqueja y nos resta a todos !!

      Eliminar

Publicar un comentario

Entradas populares