Mujer:  ¿Enemiga mortal o hermana de género?





SORORIDAD:


         Cuando escucho mencionar esta palabra, imagino a un grupo de mujeres gritando, cantando,  conversando eufóricamente, bailando, haciendo mucho ruido, como cuando estás con  tus mejores amigas en casa, frente al fuego, con una copa de vino y muchas historias para contar y exacerbar, para reír sin parar o llorar juntas y maldecir.

         Pero…. ¿cual es significado real de esta palabra que ha comenzado a fluir por la red y a poblar las revistas y blogs femeninos?

         Es la palabra que utilizamos coloquialmente para definir la “solidaridad entre mujeres” como lema y como estrategia fundamental frente al patriarcado, el que siempre nos ha divido y enemistado.

         En lo personal la encuentro una palabra complicadísima, hasta de pronunciar y más allá aún, el poder replicarla, porque la Sororidad es una forma de vida, es como transitamos por nuestro camino con cada una de las mujeres que se nos cruzan o caminan junto a nosotras. Es por eso que en esta oportunidad, sólo me referiré a este concepto de forma personal, referencial y autobiográfica, por que como mujer he vivido el flagelo lapidario de su inexistencia  histórica, pero también he sido levantada por mujeres que han llenado mi vida con su fuerza y sabiduría femenina.

         Ojalá todas pudiéramos decir que vivimos nuestra vida en sororidad, pero con la mano en el corazón sabemos que en más de una oportunidad hemos hablado mal de otra mujer, por rabia o despecho, pero por sobre todo porque es parte de nuestra crianza, algo que es validado y nada cuestionado, actualmente apareció otro termino llamado slut / shaming, el cual define el acoso hacia las mujeres que no siguen los cánones sexuales, llamándolas “putas” o “zorras” o un sinfín de apelativos, porque claramente la sociedad nos llama a cuidar nuestra apariencia, a estar siempre jóvenes y hermosas, pero desde luego, siempre con discreción. Lo peor de dicho fenómeno es que quienes más lo utilizan somos nosotras mismas, enseñando a nuestros hijos a través del prejuicio y a nuestras hijas a través de la competencia casi como una forma sobrevivir.

         Otro ejemplo es la participación de la mujer en el ámbito laboral, las cifras indican que desde 1990 hasta el año 2015 en Chile la empleabilidad femenina solo ha subido del 32.5% a 47.4 %, números muy poco prometedores a mi forma de ver. ¿Qué pasa con las mujeres en cargos de mediana y alta complejidad influyentes en sus organizaciones y empresas?, si las mujeres se apoyaran mutuamente desde la  empatía y la colaboración con su propio género y no desde la defensa del ego, los números  serían infinitamente superiores, sin embargo me ha tocado en carne propia visualizar la deslealtad frente a quien siendo capaz, se le da la espalda por ser vista como una amenaza y no como a una aliada.

         En lo que respecta a la violencia de género (tema que no puedo dejar de tocar), he escuchado atónita cientos de testimonios de mujeres, que con el cuerpo roto y el alma destrozada fueron ninguneadas, castigadas, juzgadas y culpadas por lo que les ocurrió, he escuchado también mujeres que siendo espectadoras de la violencia o el abuso sexual vociferan …… ¿por qué dejó que le ocurriera?, ….¡parece que le gusta que le peguen! ….¡pobre hombre que lo acusan injustamente!,…. ¡seguramente algo hizo ella para provocarlo!,…. ¡eso le pasa por andar mostrando todo!,… ¡por borracha le pasó!…., ¡se lo merece!… y podría estar horas enumerando este tipo de comentarios comunes y tremendamente dolorosos para quienes los hemos vivenciado, porque claro, no existe ninguna mujer que no haya sido víctima de su propio género, de la forma que sea y por el motivo que sea. La gran Madona por ejemplo, que nos da una lección tras su discurso al recibir el “galardón de Mujer del año en el Billboard Women In Music”, el 2016.

          Hoy no vengo a dar respuestas, solo vengo gritar mis preguntas ¿Porque nos comportamos así, si nosotras mismas morimos de ganas de hacer lo que la otra está haciendo?, ¿si sufrimos lo mismo que nuestra vecina?, ¿si tenemos los mismos deseos, dificultades y proyecciones?, ¿porque nos atacamos con la misma arma con la que nos apunta el sexo opuesto? y una pregunta más que no paro hacerme: ¿porque seguimos un patrón dictado,  elegido y adaptado por los hombres? si somos nosotras  las encargadas de trasmitir la cultura y los valores familiares y por ende individuales de nuestros hijo@s, un poder infinito que nos brinda el patriarcado, al que no echamos mano, tanto así, que hasta las madres son infieles a su género frente a sus hijas, a quienes juzgan sin parar por su sexualidad y libertad de expresión y acción.

         Hoy mis queridas congéneres, la invito a pensar cada palabra que sale de nuestras bocas, a  sentir cada pensamiento que fluye por nuestro cerebro, a darle sentido a nuestra vida femenina. Las invito a abrazarnos a través de nuestras acciones, para así proyectar y celebrar un cambio de siglo, uno donde las mujeres corramos juntas de las manos, en la confianza y el respaldo moral de nuestro género.

         Somos mayoría en el mundo, si nos unimos, seremos invencibles, libres e infinitamente felices como merecemos !!


María Pilar Ferrada Peña




Referencias: 



https://www.youtube.com/watch?v=U9jpMJLd8_g

http://www.lavanguardia.com/vida/20161218/412698467802/sororidad-la-nueva-fraternidad-entre-mujeres.html
 







 














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